QUERATOCONO

El queratocono es una enfermedad que afecta a la córnea, causando un adelgazamiento y protusión de la misma. La córnea se vuelve cónica en lugar de esférica. El queratocono suele ser bilateral y evolutivo, aunque de curso asimétrico, y se acompaña de miopía y astigmatismo elevados, causando una gran pérdida visual.

La córnea es la capa transparente del ojo, situada en la parte anterior, por delante del iris. Es la primera estructura que atraviesa la luz en su camino a la retina para formar la imagen de los objetos que miramos.

La córnea tiene forma de casquete esférico, como la mitad de un balón de futbol, con una curvatura determinada, que determina la potencia del ojo y su refracción o graduación. La córnea sana es totalmente transparente, para permitir el paso de la luz a su través y formar así una imagen nítida en la retina.

El queratocono es una ectasia o deformación de la córnea, bilateral, aunque asimétrica (un ojo está más afectado que el otro), que cursa con adelgazamiento del estroma o capa más gruesa de la córnea. Al adelgazarse la córnea en la parte central o inferior, la presión del ojo hace que se deforme por la zona adelgazada, adoptando forma cónica en lugar de esférica.

El queratocono suele debutar en la pubertad y es progresivo hasta la tercera o cuarta décadas de vida. Parece existir un componente hereditario en su génesis. El frotamiento o rascado ocular, muy típico en pacientes con alergias oculares, ha sido propuesto como una de las posibles causas de queratocono, y es sin duda uno de los factores que hacen precipitar su evolución.

El queratocono parece ser por tanto una enfermedad de causa multifactorial, en la que puede existir una base genética que interaccione con componentes medioambientales, que parece tener un componente inflamatorio, y en la que no hay que descuidar el frotado ocular como factor de riesgo en la evolución del cuadro clínico.

En lo que respecta a la visión, el queratocono causa pérdida de agudeza visual, miopización progresiva, y astigmatismo. El astigmatismo presenta la particularidad de ser regular en los primeros estadios, pero con frecuentes cambios, para dar paso a formas irregulares de difícil compensación en estadios más avanzados. La visión puede ser buena con gafas en estadios incipientes, aunque generalmente inferior a la que se obtiene con lentes de contacto. Cuando la ectasia avanza, la visión con gafas disminuye sensiblemente por la presencia de astigmatismos irregulares, que solo pueden ser corregidos con lentes de contacto, preferiblemente rígidas permeables al gas. En casos muy avanzados es necesario adaptar lentes rígidas de diseños especiales, de gran tamaño, con apoyo escleral (para no tocar la córnea). Se necesitan amplios conocimientos, experiencia e instrumentación específica para adaptar este tipo de lentes.

Dado que se trata de una enfermedad progresiva, es importante su detección en etapas incipientes, para lo que es necesario un completo examen optométrico y oftalmológico, con mediciones del grosor corneal (paquimetría) y de la forma corneal (topografía). Si se detecta en etapas tempranas, es posible “congelar” su evolución mediante una técnica quirúrgica mínimamente invasiva llamada entrecruzamiento corneal (cross-linking). Para ello se aplica una sustancia fotosensibilizante en la córnea que se activa mediante un dispositivo láser ultravioleta que produce un endurecimiento de la córnea, que hace que la enfermedad no evolucione y no se produzca más pérdida visual. Si el queratocono se encuentra ya en un estado muy avanzado, puede ser necesaria una solución quirúrgica que regularice la córnea y la fortalezca, mediante el implante de anillos intracorneales. Se trata de unos implantes rígidos de material acrílico que se introducen en el espesor de la córnea, actuando como unas “vigas” que fortalecen su estructura y la regularizan.